In this article, we’ll break down what NIST 800-88 actually requires, why storage media of all types can defy expectations, and how verification services close the gap between intention and assurance.
Recuperación de datos de todos los dispositivos de almacenamiento desde 1985
Cuando abrimos nuestras puertas en 1985, los disquetes eran la tecnología más avanzada, los discos duros apenas alcanzaban para guardar una fotografía, y las cintas magnéticas eran el respaldo confiable para las empresas. Hoy, 40 años después, el mundo del almacenamiento de datos ha cambiado radicalmente: pasamos de soportes plásticos y voluminosos a teléfonos inteligentes con capacidades de hasta un terabyte.
Al celebrar nuestro 40° aniversario, hacemos una pausa para reflexionar sobre esta impresionante transformación. No solo hemos recuperado datos de prácticamente todos los formatos que han existido, también hemos sido testigos privilegiados de esta evolución histórica.
Los Inicios: cintas magnéticas, disquetes, discos duros y CD-ROMs
A mediados de los años ochenta, almacenar datos implicaba trabajar con formatos frágiles y aparatosos. Las cintas magnéticas eran la solución ideal para empresas que necesitaban respaldar grandes cantidades de datos digitales; cada carrete podía contener varios cientos de megabytes, algo impresionante para la época.
Los disquetes, a pesar de su capacidad limitada (entre 360KB y 1.2MB), eran ampliamente utilizados en oficinas y hogares por su portabilidad y facilidad de uso, ideales para compartir archivos.
Al mismo tiempo, comenzaron a aparecer los discos duros (HDD) en las computadoras personales, con capacidades de entre 20MB y 40MB—una verdadera revolución en aquel entonces.
La llegada del CD-ROM, con 650MB de capacidad, marcó el inicio de una nueva era en software, videojuegos y contenido multimedia. Por primera vez, era posible instalar una suite completa de programas desde un solo disco óptico.

Hacia una mayor portabilidad y conveniencia

Durante los años 90, surgieron cambios importantes en los medios de almacenamiento de datos. En 1994, Iomega lanzó el disco ZIP, una versión mejorada y más estética que el disquete tradicional, con una capacidad inicial de 100MB y hasta 750MB. Estos discos se volvieron muy populares en el mundo creativo, especialmente entre diseñadores gráficos y editores de video que requerían espacio extra y facilidad para transportar su trabajo.
Poco después, una innovación cambió por completo las reglas del juego: la memoria USB. En el año 2000, IBM y Trek presentaron un modelo de 8MB que se conectaba directamente al puerto USB, eliminando la necesidad de unidades lectoras o partes móviles. Casi al mismo tiempo, llegaron las tarjetas SD, que ofrecieron a los usuarios de cámaras digitales y teléfonos móviles una forma compacta y confiable de guardar fotos y música.
Velocidad, tamaño y el comienzo de una nueva era
Con la expansión de la vida digital, la demanda por soluciones de almacenamiento de datos más rápidas, compactas y confiables creció exponencialmente. Los discos SATA reemplazaron a los IDE, permitiendo mayores velocidades de transferencia. La memoria flash integrada se volvió estándar en dispositivos electrónicos de consumo.
Antes del iPhone, BlackBerry abrió camino en el acceso móvil a correos electrónicos y documentos, especialmente en entornos corporativos. Su adopción sentó las bases para que los smartphones se volvieran esenciales tanto en la vida laboral como personal.
En 2007, Apple lanzó el primer iPhone, con hasta 16GB de memoria flash interna. Fue un parteaguas en la forma en que llevamos nuestra vida digital en el bolsillo. Al año siguiente, la MacBook Air se convirtió en la primera laptop popular en incorporar una unidad de estado sólido (SSD), reemplazando el disco duro tradicional. Con velocidades superiores, mayor resistencia y fiabilidad, los SSD se convirtieron rápidamente en el nuevo estándar.
Para atender la creciente demanda empresarial, la eficiencia y la capacidad se volvieron críticas. En 2013, HGST presentó discos duros con helio, que reducían la fricción, generaban menos calor y aumentaban la densidad de almacenamiento de datos, ideales para centros de datos y proveedores de servicios en la nube.

La era actual: más capacidad en menos espacio

Hoy, el avance del almacenamiento gira en torno a una idea central: ofrecer más capacidad en un espacio más reducido. Ya sea en smartphones, laptops o centros de datos, el almacenamiento actual es más rápido, más denso y más confiable que nunca.
Los smartphones ahora igualan e incluso superan a muchas computadoras de escritorio. En 2021, el iPhone 13 Pro fue lanzado con hasta 1TB de almacenamiento interno. Las MacBooks con chips M2 y M3 ofrecen SSDs de múltiples terabytes en diseños ultraligeros. Dispositivos Android como los de Google y Samsung muestran un rendimiento similar, al igual que laptops de Dell, Lenovo y otros fabricantes que ya integran SSDs NVMe de alto desempeño. Los Chromebooks, diseñados para trabajar en la nube, han impulsado aún más la expectativa de acceso constante e inmediato a la información.
En el ámbito empresarial, el almacenamiento sólido se ha convertido en la solución preferida para cargas de trabajo intensivas. Los centros de datos ahora dependen de SSDs de alta densidad para operar aplicaciones avanzadas como inteligencia artificial, análisis en tiempo real y servicios en la nube—todo con un menor consumo energético y una menor huella física.
2025: a la vanguardia del almacenamiento de datos
El futuro del almacenamiento ya está aquí, y no solo está cambiando cuánto podemos guardar, sino cómo interactuamos con nuestros datos.
Las unidades de estado sólido pequeñas y resistentes ya ofrecen velocidades comparables a las de una computadora de escritorio, en formatos ideales para viajar. Los profesionales pueden llevar discos de varios terabytes en el bolsillo de la camisa, con cifrado, acceso biométrico y resistencia al agua—características que antes estaban limitadas al hardware empresarial.
Los SSD empresariales ya alcanzan tamaños extraordinarios, con unidades individuales que superan los 60 terabytes. Estos avances permiten entrenar modelos de inteligencia artificial más rápido, producir video a gran escala y analizar datos en tiempo real en diversas industrias.
A medida que las amenazas se vuelven más sofisticadas, los dispositivos de almacenamiento también evolucionan, incorporando funciones como autenticación por huella digital, arranque seguro y cifrado en tiempo real directamente en el equipo.
Ante el aumento del consumo energético en los centros de datos, los fabricantes están adoptando arquitecturas de bajo consumo, materiales reciclables y diseños de unidades más eficientes para reducir el impacto ambiental sin dejar de satisfacer la creciente demanda de almacenamiento de datos.
A lo largo de todos estos avances, hay un mensaje claro: el almacenamiento de datos ya no se trata solo de espacio, sino también de velocidad, movilidad, inteligencia y responsabilidad.
Mirando al pasado y al futuro: el papel de DriveSavers
La historia del almacenamiento no es solo una evolución tecnológica. Es un testimonio de adaptabilidad, innovación y compromiso. En DriveSavers, cada nuevo formato nos ha impulsado a desarrollar métodos y herramientas cada vez más sofisticados para recuperar datos de sistemas complejos.
A medida que el mundo digitaliza sus recuerdos, ideas y rutinas, la necesidad de una recuperación experta sigue creciendo. Desde las voluminosas cintas magnéticas y disquetes delicados, hasta los SSDs silenciosos y smartphones con varios terabytes de capacidad, la transformación ha sido extraordinaria.
Y durante todo este proceso, DriveSavers ha estado ahí: recuperando datos en todos los formatos y frente a cualquier tipo de fallo. Hemos vivido cada etapa de esta evolución porque hemos trabajado directamente con cada tecnología. Hoy, al celebrar 40 años de servicio, reafirmamos nuestro compromiso de liderar el futuro de la recuperación de datos—siempre listos para lo que venga.
Brindamos por el pasado, el presente y cada byte del futuro.


